7.12.06

Lilith: La Luna Negra


Durante los setenta años que duró el cautiverio de los hebreos en Babilonia, estos absorbieron gran parte su bagaje cultural y simbólico, incluyendo a la diosa oscura lunar Lilith. A esta diosa Babilónica se le representaba como una mujer alada con pies de águila y una vagina en la frente; a veces esa vagina era dentada: queriendo simbolizar a la mujer devoradora. A ella le rendían culto.
Antiguamente las diosas lunares guardaban relación con la luna llena y la luna nueva y los rituales asociados a la magia blanca y negra respectivamente. Estas imágenes de diosas blancas y oscuras en las diferentes culturas tomaron nombres diversos pero todas hacían referencia a la misma energía Madre, la de la Luna y sus fases.
Lilith astronómicamente no corresponde a una fase lunar sino al punto de mayor alejamiento de la luna en su órbita alrededor de la tierra. Esta imagen astronómica revela gran parte de su simbolismo velado: lo más cercano se hace distante, representa lo inalcanzable, lo deseado pero imposible.
Lilith, también es un fruto hebraico relacionado a los libros de sabiduría del Zohar. Se cuenta que Lilith fue la primera esposa de Adán, pero ella no había encarnado en el mundo material, no poseía un cuerpo físico. Mantenía relaciones desde el mundo astral mientras Adán dormía (lo que en el mundo medieval eran llamados Súcubos e Incubos, entidades Luciferinas masculinas y femeninas que seducían a los místicos célibes en sus sueños y les absorbían la energía vital sexual). Del fruto de estas relaciones sexuales de Lilith con Adán nacieron millones de demonios.
Lilith además se atrevió a hacer algo prohibido: nombrar a Dios por su nombre secreto (YHVH) el Tetragrámaton. Y por ello fue expulsada del Edén y obligada a casarse con Samael, unos de los nombres del ángel caído.
El nombre secreto de Dios no se podía pronunciar, porque equiparaba momentáneamente al blasfemo con la deidad (Hybris). Lilith lo pronunció como un acto de trasgresión: La Hija insumisa fálica frente al poder paterno todo poderoso.
Dios entonces crea a la primera mujer física: Eva. Pero Lilith deseaba a Adán con los códigos de obsesión, fascinación, trasgresión, rebeldía, lo que representa una atracción tan intensa que podría generar nuestra propia expulsión del Edén, la destrucción de nuestro mundo Paradisíaco y el encuentro con la Guardiana del Umbral. Lilith se convierte en serpiente, símbolo de la sabiduría, pecado y tentación, ofreciéndole la manzana a Eva, como una especie de rivalidad y venganza. Eva representa a la Luna Blanca., es la mujer sumisa al hombre, dependiente, que no posee identidad propia siendo receptáculo pasivo del Anima. Por el contrario, Lilith es la mujer anterior al hombre, quien lo utiliza como instrumento iniciático para así llevar a cabo EL GRAN COMBATE, pero NUNCA para depender de él. Las relaciones sexuales de Eva con Adán eran para procrear, en cambio Lilith mantenía relaciones con Adán para satisfacerse.
La Sacerdotisa del Tarot -Arcano II- expresa tanto a la virgen Maria como a la prostituta sagrada -María Magdalena- Tenemos siempre la tendencia a separar lo bueno de lo malo y son sólo polaridades de la misma unidad, es así que las sacerdotisas antiguas eran vírgenes sagradas pero no vírgenes necesariamente en lo concreto. Era la mujer que no pertenecía a ningún hombre, representando más el resguardo de un espacio psíquico. Las sacerdotisas a través del acto sexual adquirían fuerza y dimensión dentro del templo donde ellas estaban destinadas a iniciar a los hombres en la sabiduría de los dioses. Aquí se unían las fuerzas claras y oscuras de lo femenino.
Lilith es una presencia ausente, la nostalgia de lo distante. Al igual que la Sacerdotisa del Tarot – Sofia-, Lilith es el silencio, la voz interior, la Sabiduría, sin embargo las vías de acceso a la interioridad son diametralmente opuestas en ambas: trasgresión vs aceptación del Orden Celeste.
A Lilith se le ha identificado con lo negro, lo oscuro, la parte sombra de la psique. Lo negro como sinónimo de la noche. La noche nos conecta con nuestro ser íntimo. Gran parte de los aprendizajes y poderes espirituales ocurren durante la noche. Lilith es un canal de energías arquetipales poderosas. Si tomamos contacto con nuestro mundo interno estando en desequilibrio, serán los instintos negativos los que aflorarán, es decir, la noche no es objetivamente de demonios, es un momento de encuentro con nuestro ser íntimo. Lilith es un canal, un puente de visión interna y búsqueda que trae a la superficie los poderes de la psique, tanto bajo la forma de Angeles asistentes o Demonios torturantes.
Ella es un vehículo que obliga a mirar hacia adentro porque es una energía que nos transporta hacia la conciencia de lo absoluto fuera de toda ilusión y circunstancia de lo que creemos ser -Maya-. Lilith no miente. El inconsciente no miente. Lilith libera la psique, si en nuestra noche hay murciélagos, saldrán murciélagos, pero si en nuestra noche se encuentra nuestro Oro Alquímico, también lo encontraremos. El encuentro con el inconsciente, con la parte mas profunda, va también al rescate de vidas pasadas, se orienta hacia la necesidad de cambio.
Todos en un determinado momento de nuestra vida nos encontramos con Lilith. Ella conecta con procesos de interiorización. Sin embargo no se puede exigir a una persona que no esté pasando por un proceso arquetipal de Lilith que se interese por ella.
Lilith es sin duda una energía ligada al afecto, a las relaciones y manifiesta procesos de corte y separación a nivel de vinculación.
En una carta femenina muestra la dicotomía entre la “buena” y la “mala” mujer. La “mala” mujer vive sola, es autosuficiente, trabaja, no necesita de un hombre para casarse, para que la mantenga. Puede compartir su vida con quien ama. Sin embargo Lilith no era pareja de Adán, se satisfacía sexualmente con él. Lilith no era pareja de nadie. Ella es la mujer que no pertenece a ningún hombre, la mujer fálica, dominante, poderosa, se basta a sí misma.
La Luna blanca es la mujer incapaz de independencia, que sale de la casa de los padres a los brazos del marido “de la cuna a la cama”, destinada a tener hijos, mantener el núcleo del clan familiar, complacer al hombre.
En una conciencia masculina que no tenga a Lilith integrada se transforma en la amante. Por el contrario, si hay integración de ambos aspectos femeninos la esposa puede ser ambas Lunas: madre y amante.
Dentro de una educación convencional, un hombre que niegue o no tenga conciencia de Lilith, es el hombre que elige a la mujer que ejemplifique puramente las virtudes del arquetipo lunar, mientras que a la amante la busca en otras partes de su vida, fuera del núcleo familiar.
En las mujeres, puede ocurrir que supriman completamente a Lilith. Pero la van a proyectar en “la otra”, en la amante. Si una mujer suprime toda su capacidad de seducir, atraer y fascinar, automáticamente lo vivirá por reflejo. Allí es donde se da el sufrimiento de Lilith: la infidelidad, el corte, el divorcio, las historias de pasiones desmedidas y extremas .
El hombre Lilith es el hombre polarizado hacia lo femenino, representado por el artista, el místico, un ser magnético que encarna lo inalcanzable pero prohibido, y en algunos casos destructivo (Pablo Picasso p.ej). Como Lilith es una energía ligada al polo femenino muestra a un hombre que no encaja dentro de los cánones tradicionales pero que se orienta hacia el polo femenino sin que esto signifique afeminamiento, es sensible, soñador, posee búsqueda interna e imaginación. Algunas veces se puede manifestar como homosexualidad.
Lilith representa el conocimiento cuando ofrece la manzana a Eva porque la pareja primordial vivía en una etapa de ingenuidad tal que no tenía autoconciencia, ni conciencia de su entorno. Es lo mismo que el fuego de Prometeo, antes que Prometeo robara el fuego, el hombre se mantenía feliz en un estado casi animal. Este Titán tuvo que robar el fuego y sufrir en carne propia las consecuencias para que el hombre tuviese conciencia. Es así que Lilith muestra el mismo proceso prometeico de la historia del fuego y su desafío a Zeus. Ofreció la manzana movida por la venganza sin saber que era un instrumento de la Voluntad Suprema, dadora inconsciente de sabiduría para que el hombre saliese de su Paraíso Lunar donde estaba protegido y seguro. Lilith le da la manzana a Eva para que Adán pudiese elegir por amor, cual de las dos pudiese ser mejor para él –Bifurcatio, el Arcano VI del Tarot- . Todo depende del parámetro moral con el que se cuente la historia. Sin trasgresión no hay movimiento psíquico, por esto Lilith no es únicamente una fuerza o energía demoníaca sino una energía conectora con los cortes y rupturas necesarios en nuestra vida para el crecimiento y la evolución.
Por este acto de dar la manzana Jehová condenó -paradójicamente- a Lilith a que cada día muriesen mil de sus hijos. Por eso en Babilonia cuando un niño iba a nacer escribían en la puerta de entrada “que Lilith no venga a nuestro hogar” porque ella representaba a la asesina de niños.
Si nos referimos a la cultura Latinoamericana encontramos a la Llorona y a la Sayona que son dos arquetipos que hacen referencia a Lilith. La Sayona sale de noche en lugares solitarios, atrae a los hombres en cruce de caminos, -muy Hécate- y los seduce para luego matarlos. Aquí entramos dentro de un polo del arquetipo, la mujer que fascina, la amante, la que no es para casarse pero que atrapa y puede destruir, destruir matrimonios, familias ya que hechiza al hombre quedando este tomado por su propio lado sombrío no integrado.
En la Llorona se encuentra a Lilith que lloraba la muerte de sus hijos. En la muerte de los hijos, (simbólica o real) Lilith va ligada al aborto ya que en ella el acto sexual es para la satisfacción y no la procreación. En este sentido es la negación de los hijos y/o la legalización del aborto o pérdida de ellos.
Lilith se le asocia a los puñales, sables, dagas, cortes, bisturí, cuchillos, por eso tiene una hoz como Saturno. Lilith es la fuerza del “no” o es la forma del “si” oponiéndose a cosas, personas y situaciones. Es el todo o nada, absoluta, la presencia de la ausencia, separaciones, distancia, duelos, procesos iniciáticos que nos llevan a un cambio de vida, a mirar hacia adentro, la introversión, sacar la sabiduría interna. Lilith es silencio. Es decir las cosas sin hablar, es la fuerza de la mirada, la intensidad de los gestos, el temblor interno que expresa la emoción, pero en silencio.
Ella es la Diosa de los secretos, los tabúes, la fascinación o el rechazo por lo prohibido. Si rechazamos amargamente al objeto que nos fascina preocupados por el “qué dirán social” nos castramos, y mutilándonos, la daga de Lilith nos devuelve a la ley establecida de la mano del verdugo moral. Si decidimos trasgredir, nos auto-marginamos en un exilio doloroso e iniciático.
Ella es un receptáculo de fascinación pero a la vez de insatisfacción, es una deidad que vampiriza.
Lilith es el acto sexual y sus herramientas (Yoni/Ligan – Pene/Vagina) es la energía del Kundalini, la Divina serpiente que asciende gradualmente por la columna vertebral iluminando el Chakra Corona, propiciando el despertar espiritual. Por lo tanto Lilith y Plutón son la llave de la magia Tántrica. Es por esto que antiguamente las Prostitutas Sagradas eran vehículos para la conexión de los iniciados con el Uno, hoy en día pareciera que Lilith ha desterrado definitivamente de nuestra conciencia a Venus – el amor- y a la Luna Blanca –el sentido de pareja y familia- llevando a la satisfacción inmediata de la sexualidad, limitándose a la genitalidad y perdiendo su sentido trascendente. Esta es una mala utilización de la energía de Lilith, así como todas las perversiones y aberraciones sexuales.
Lilith es un instrumento de la individuación, partera y nodriza crepuscular del Averno, que confronta a finales de ciclo y nuevos comienzos frágiles, es la hiperconsciencia del No Ser . Allí donde está Lilith nos diferenciamos, separándonos, forzados por las circunstancias del Destino -Karma- de nuestros apegos lunares.
La palabra clave de Lilith es cortar con los apegos que nos han estancado en nuestro peregrinar espiritual en el plano terrestre. Dependiendo de nuestra conexión con Lilith veremos si ese corte es doloroso o no. Lilith son los miedos, la noche oscura del alma, el Arcano XVIII del Tarot, la Nigredo Alquímica, la angustia, la depresión, a través de ese proceso cortamos luego con lo que ella implica. El corte puede ser doloroso y obligatorio. La función de Lilith como energía arquetípica es, llevarnos a través del sufrimiento a la realización última y la evolución, el Oro Alquímico, el destino único y personal por eso donde está Lilith en nuestra carta hacemos un vacío y nos sentimos solos en nuestro sendero.
Allí somos exigentes, ella es LA SED DE LO ABSOLUTO